martes, 29 de mayo de 2012

VIH/SIDA y la vulnerabilidad de las mujeres, Hoja informativa 7


UNIFEM ha señalado que existen tres amenazas para las mujeres: la pobreza, la inequidad de género (que conllevan a menores oportunidades para acceder a la educa­ción formal y al cuidado de la salud); y la violencia que se ejerce sobre ellas. En América Latina viven 2 millones de personas con VIH y, de ellas, 36% son mujeres (ONUSIDA, UNFPA, UNIFEM 2004). 

Pérez (Pérez, Taracena et al. 2004) señalan de manera clara la vulnerabilidad de las mu­jeres en México:

“Las mujeres son biológicamente más vulnerables porque:

• Tienen una superficie mucosa más amplia que los hombres y las micro lesiones que pueden ocurrir en esa superficie durante el coito pueden ser puntos de en­trada para el virus. Las mujeres muy jóvenes son aún más vulnerables en este punto pues la inmadurez genital impide que su mucosa sea una buena barrera para el VIH.
• El semen contiene una cantidad mayor de virus que las secreciones vaginales.
• Como en otras ITS, las mujeres son al menos cuatro veces más vulnerables que los hombres a la infección. La presencia de ITS no tratadas es un factor de riesgo para adquirir VIH.
• El sexo forzado incrementa el riesgo de tener micro lesiones.

Las mujeres son económicamente más vulnerables porque:

• Tienen menor acceso a la educación, a la información y al ingreso, lo que las hace establecer relaciones de dependencia. La dependencia económica o ma­terial hacia los hombres muchas veces significa que ellas no pueden controlar cuándo, con quién y bajo qué circunstancias tendrán relaciones sexuales.
• Muchas mujeres se ven obligadas a intercambiar sexo por favores materiales para su supervivencia diaria. Existe el trabajo sexual formal, pero este otro tipo de intercambio existe también en muchos lugares pobres y es la única forma que tienen muchas mujeres para mantener a sus hijos y a ellas mismas.

Las mujeres son social y culturalmente más vulnerables porque:

• No se espera que ellas discutan o tomen decisiones sobre su sexualidad.
• No tienen el poder para solicitar y menos aún insistir en usar condón o cualquier otra forma de protección.
• Si se niegan a tener sexo o solicitan el uso del condón, con frecuencia se ponen en riesgo de abuso sexual, como resultado de sospecha de infidelidad.
• Las diversas formas de violencia contra las mujeres muestran que el sexo ocurre con mucha frecuencia de forma coercitiva, lo que en sí mismo es un factor de riesgo para adquirir el VIH.
• Para los hombres solteros y casados, tener múltiples parejas (incluidas las traba­jadoras sexuales) es aceptado culturalmente.
• Se espera que las mujeres tengan relaciones o se casen con hombres mayores, que son más experimentados y tienen más probabilidades de haber sido infec­tados.”

Algunas características sobresalientes de las mujeres que se encuentran en si­tuación de riesgo de contraer el VIH en México son: ser esposa o pareja de una persona que vive con VIH, ser pareja o esposa de un hombre que tiene sexo con otros hombres, de un trabajador migrante, de un hombre que se encuentra encarcelado, enlistado en los servicios militares o que utiliza drogas inyectables. También existe un mayor riesgo de exposición al VIH al estar recluida en la cárcel, realizar trabajo sexual, ser mujer transgénero, ser migrante, ser usuaria de drogas inyectables y participar en prácticas de sexo recompensado.

Aunque hay información disponible sobre los riesgos y vulnerabilidades de las mujeres a nivel mundial, las situaciones que enfrentan las adolescentes y niñas mexi­canas presentan particularidades que, en muchos casos, no han sido exploradas. Por esta razón, existe una gran necesidad de conocer el panorama local, sistematizar la in­formación existente, analizar las acciones que están en marcha y las que hacen falta para orientar a las instancias correspondientes sobre las vulnerabilidades y riesgos que enfrentan las mujeres en México, así como sobre las acciones de prevención y atención que deben emprenderse.

Fuentes:

Mujeres, Adolescentes y Niñas mexicanas: Una mirada comprensiva en torno al VIH y el SIDA. Allen Betania y Colaboradores. Colección Ángulos de SIDA.

martes, 15 de mayo de 2012

Condón femenino como herramienta para prevenir el VIH/SIDA y ejercer nuestros derechos, Hoja Informativa 6

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http://www.scribd.com/doc/96436279/Hoja-Informativa-6


El condón femenino es un método de barrera alternativo para la mujer que al igual que el condón masculino, impide que los líquidos seminales, los espermatozoides y microorganismos tengan acceso al aparato reproductivo femenino ayudando a las mujeres a protegerse ellas mismas y a sus parejas del embarazo no deseado, de las Infecciones de Transmisión Sexual “ITS” y del Virus de Inmunodeficiencia Humana “VIH”. Este preservativo nos permite a las mujeres ejercer nuestros derechos sexuales y reproductivos. 

El preservativo femenino es menos conocido que el preservativo masculino. En 1993 la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos aprobó su uso. Este condón está disponible para la venta en los estados unidos y otros países sin receta médica, también lo puede comprar por el internet, además lo pueden obtener gratis en algunas instituciones que trabajan en planificación familiar y/o en la prevención de ITS incluyendo el VIH y el SIDA. Se calcula que la efectividad del condón femenino es de 88 % a 98 % poco más o menos si se utiliza correctamente. Se debe usar un condón nuevo cada vez que tenga relaciones sexuales. Las razones para que el preservativo de la mujer falle son las mismas que las del condón masculino. Siempre verifique la fecha de caducidad del preservativo antes de usarlo.

El condón de la mujer es una bolsa suave y transparente, hecho de poliuretano, nitrilo y látex. Este preservativo mide aproximadamente 17 centímetros de longitud y tiene dos anillos uno interno que es flexible y sirve de guía para poder ser insertado en la vagina, el segundo anillo es más grande y deja abierto el extremo externo del condón para el momento de la penetración del pene. La inserción de este preservativo puede formar parte del proceso de la relación sexual.

Posibles posiciones para insertar el preservativo femenino:

1) La mujer puede colocarse de pie, con un pie sobre una silla;
2) Otra posición es en cuclillas con sus rodillas separadas;
3) la mujer puede acostarse con sus piernas dobladas y las rodillas separadas insertar el condón. También, la mujer o su pareja pueden innovar otras posiciones que consideren conveniente para insertar el preservativo.

Ventajas en el uso de este preservativo: 

– Protege la vulva y la vagina,
– No reduce el estímulo de la mujer ni del hombre,
– No tiene efectos hormonales secundarios,
– La gente que es alérgica al látex pueden utilizarlo,
– Se puede insertar antes de que comience la estimulación sexual,
– La inserción puede ser parte de la estimulación sexual,
 Se puede utilizar durante la menstruación, el embarazo o después de un parto reciente,
 Elimina la preocupación de la mujer si el hombre se niega a utilizar un condón masculino,
– Ella toma las precauciones para evitar embarazo y las Infecciones de Transmisión Sexual incluyendo el VIH,
– No hace falta que el pene este erecto para que la mujer se inserte el condón vaginal o para que el hombre le coloque el condón femenino a su pareja,
– No afecta la fertilidad en el futuro.

Desventajas: 

– Puede romperse o gotear igual que el condón masculino,
– Más costosos que los condones masculinos.

Al sacar el preservativo de la envoltura en la cual está protegido, debe tener pendiente de no utilizar las uñas, los dientes, joyas u otros objetos filosos para evitar romperlo. Luego sostenga y apriete el anillo interior entre su dedo pulgar e índice, manteniendo el anillo apretado proceda a insertarlo en la vagina y empuje dentro de la vagina, pasando el hueso de la pubis hasta el cuello del útero, el anillo externo del condón de la mujer debe quedar cubriendo los genitales externos y ya está preparada para el momento de la penetración. Es útil que la mujer o el hombre usen su mano para guiar el pene al momento de la penetración y de esa manera tener la certeza que el pene esta dentro del condón femenino. Aunque el condón femenino viene lubricado, se puede aplicar un par de gotas de lubricante a base de agua en el pene, antes o durante la penetración si es necesario. 

Después de terminar el acto sexual y antes de incorporarse, retuerza y gire el anillo externo del preservativo para asegurarse de que el semen permanezca en el interior y luego retirar el condón suavemente y echarlo a la basura, no lo deseche en el inodoro. Nunca usar un condón femenino y un condón masculino al mismo tiempo pues, la fricción entre ellos puede hacer que se rompan.

Fuente: 

Radio de la ONU en Español
http://www.fronterad.com/?q=node/3861

Uno de cada cuatro jóvenes mexicanas y mexicanos no usa condón porque no le gusta, Hoja Informativa 5

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http://www.scribd.com/doc/96436251/Hoja-Informativa-5


La Encuesta Nacional de la Juventud muestra que a pesar de que el 95% de los hombres y el 89% de las mujeres declaran conocer algún tipo de anticonceptivo, 25% de las mujeres y hombres, uno de cuatro, refieren que no les gusta usar condones, porque “no se siente lo mismo”.

El Imjuve indicó que en 6 de cada 10 parejas hubo una decisión acordada de usar algún tipo de anticonceptivos, incluido el condón, y un 15% convino rechazar su uso. El estudio indica que el 59% de los jóvenes refieren tener una vida sexual activa, de los cuales un 63% usan un método anticonceptivo contra el 36% de los que no lo usan, dijo la fuente. El Imjuve consideró que este último dato es considerable porque el 90% de los casos de reciente contagio de sida en México se deben a contactos sexuales desprotegidos.

El SIDA sigue siendo atendido en México como una enfermedad epidémica, y los casos mayores de contagio se dan entre hombres que tienen relaciones con hombres. Casi la mitad (46%) de los jóvenes encuestados dijeron haber utilizado algún método anticonceptivo en su primera relación sexual; de ese total, el 87% refiere que usaron condón en esa primera relación.

El uso de anticonceptivos, incluido el condón, se relaja a medida que avanza la edad y que, se supone, las relaciones son exclusivamente con la pareja. La encuesta dice que solo el 76% de los jóvenes usaron condón en su última relación sexual. Al cuestionarles la cantidad de compañeros y compañeras sexuales, 37% refiere que ha tenido más de dos parejas.

La encuesta arroja otro dato relacionado con enfermedades infecciosas: el 39% de los y las jóvenes que dijeron haber tenido alguna infección de transmisión sexual, fueron diagnosticados con gonorrea.

Fuentes informativas:

http://news.sida-aids.org

1 de diciembre, Día mundial de lucha contra el SIDA, Hoja Informativa 4

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http://www.scribd.com/doc/96436237/Hoja-Informativa-4


Llegar a Cero

El Día Mundial de la Lucha contra el SIDA se celebra en todo el mundo el 1 de diciembre de cada año. Se ha convertido en uno de los días internacionales de la salud más reconocidos y en una oportunidad clave para crear conciencia, recordar a aquellos que han fallecido, y celebrar las victorias como el acceso a servicios de prevención y tratamiento.

Este año el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA se centra en los esfuerzos para "llegar a cero": Cero nuevas infecciones por el VIH, cero muertes relacionadas con el SIDA y cero discriminaciones. En el marco de la estrategia de ONUSIDA para el período 2011- 2015, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados se suma a este compromiso, promoviendo el acceso universal a los servicios de prevención y tratamiento, así como el respeto de los derechos humanos de todas las personas que viven con el VIH.

En América Latina y el Caribe, hay más de 3,6 millones de personas desplazadas internamente y más de 500.000 refugiados y solicitantes de asilo. A pesar de los esfuerzos que se han realizado para promover su acceso universal a servicios primarios de salud, estas personas continúan enfrentando restricciones en lo que toca al acceso a tratamientos retrovirales y a otros servicios especializados, particularmente aquellas personas que residen en áreas rurales, a menudo fronterizas, con poca oferta de salud. Por lo tanto, ACNUR continuará promoviendo sinergias con gobiernos, agencias del sistema de Naciones Unidas, y socios de la sociedad civil para asegurar el acceso de personas desplazadas internas y refugiadas a programas de prevención y tratamiento. Igualmente, dentro del enfoque de protección de la agencia, el ACNUR redoblará los esfuerzos para combatir las manifestaciones de  discriminación e intolerancia.

Cada 1 de diciembre, Día Mundial del SIDA, personas de todo el mundo aúnan esfuerzos para generar una mayor conciencia de lo que supone el VIH/SIDA y mostrar solidaridad internacional ante la pandemia. Este evento brinda a todos los copartícipes, tanto públicos como privados, una de las más oportunidades más claras para dar a conocer la situación e impulsar avances en materia de prevención, tratamiento y atención a los afectados en los países con elevada prevalencia y también en el resto del mundo.

Según las cifras de 2008 publicadas por la OMS, hay actualmente 33,4 millones de afectados por el VIH. Se estima que este año resultaron infectadas por el virus 2,7 millones de personas, y que 2 millones murieron de SIDA. El África subsahariana continúa siendo la región más afectada por el VIH. En 2008, dicha región tenía el 67% de las infecciones por VIH a nivel mundial, 68% de los nuevos casos en los adultos y el 91% de las nuevas infecciones en los niños.

Fuentes informativas:

ONU, http://politicareal.mx

viernes, 24 de febrero de 2012

Violencia de género y VIH/ SIDA, Hoja Informativa 3

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http://www.scribd.com/doc/96436220/Hoja-Informativa-3    


      En sus inicios, la epidemia afectaba mayormente a hombres; los datos actuales reflejan que del total de personas con VIH y sida en el mundo, el 50 por ciento son mujeres (ONUSIDA, 2008). Es importante indicar que muchas de las mujeres que han adquirido el VIH o que se encuentran en riesgo de adquirirlo, no consideran que practiquen conductas de alto riesgo, pues se encuentran frecuentemente casadas o en una relación monógama. Ante esos cambios en la epidemiología, se ha puesto atención al significativo y acelerado incremento del número de mujeres que viven con VIH, fenómeno que se ha denominado “feminización de la pandemia del VIH”. Dicho fenómeno exige dirigir la mirada hacia factores estructurales de desigualdad de género que hacen a las mujeres más susceptibles de una transmisión del VIH.

    En 1993, la violencia de género fue definida por la ONU como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción, o la privación arbitraria de la libertad tanto si se produce en la vida pública o privada”. Ello llevó a que la Organización Mundial de la Salud reconociera que “incluye prácticas tradicionales que atentan contra la mujer, la violencia ejercida por personas distintas al marido, la explotación; violencia física, sexual y psicológica en la comunidad, incluidas violaciones, abusos sexuales, hostigamiento, intimidación en el trabajo, la escuela u otros sitios, tráfico de mujeres, la prostitución forzada; y la violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el estado, donde quiera que ocurra”.

    En este tenor, se han resaltado tres mecanismos en los cuales la violencia de género, en sus múltiples formas, incrementaría la vulnerabilidad a la transmisión del VIH en las mujeres. El primero de ellos es el sexo coercitivo con una pareja infectada, el segundo la violencia como limitante de la habilidad de la mujer para negociar comportamientos preventivos como el uso del condón; y finalmente el abuso sexual o físico durante la niñez, que ha sido asociado a comportamientos sexuales de alto riesgo durante la adolescencia y la edad adulta. Se ha afirmado también que la amenaza de violencia “impide que las mujeres accedan a la información sobre el VIH, se sometan a la prueba del VIH, revelen su estado serológico respecto al VIH, accedan a los servicios de prevención de la transmisión del VIH a los lactantes, y reciban tratamiento y asesoramiento, incluso cuando saben que se han “infectado” (ONUSIDA). La violencia se presenta no sólo como causa del sida, sino también como consecuencia: cuando se revela que se está viviendo con el virus, las mujeres pueden ser atacadas o excluidas a causa del estigma relacionado con la pandemia.

    La violencia institucional constituye uno de los factores de vulnerabilidad de las mujeres ante la pandemia. El imperante orden de género permea las construcciones socioculturales, así como instituciones y arreglos sociales. En ese sentido, la gran mayoría de los programas de prevención de sida para mujeres implementados por las instituciones públicas en México, participan de dicha dinámica, pues se han limitado a la intervención en grupos que son consideradas como “vectores”: trabajadoras sexuales y mujeres embarazadas, reforzando de esta manera los estereotipos de las mujeres. La violencia institucional no es sólo privar de lo que se tiene, sino también de la posibilidad de desarrollar capacidades. Entonces, se puede afirmar que las campañas de prevención de sida que refuerzan estereotipos de género y la inacción del Estado frente la vulnerabilidad de las mujeres ante el sida, constituyen formas de violencia institucional de género al negar posibilidades de acción de las mujeres ante una posible transmisión del VIH. Por ejemplo, algunos expertos en sida, por caso, frente a las dificultades de las mujeres para “negociar” la utilización del condón, recomendaron que se cambiara todo el enfoque hacia la promoción y el entrenamiento en el uso de los condones por parte del varón en lugar de explorar estrategias par fortalecer la capacidad de las mujeres para protegerse. Con esto se niega toda posibilidad de acción en la prevención de la transmisión de la pandemia por parte de las mujeres.

Fuente: 

Cecilia Garibi González. “La compleja relación violencia de género-sida. Un acercamiento a la violencia institucional como factor de vulnerabilidad de las mujeres ante el VIH”. Sexualidad, Salud y Sociedad. Revista Latinoamericana 3 (2009): pp. 82-105.

¿Por qué hablamos de la feminización de la Pandemia de VIH/SIDA? Hoja Informativa 2

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http://www.scribd.com/doc/96436200/Hoja-Informativa-2    


      La especificidad del VIH/SIDA en las mujeres está lejos de ser un problema de salud pública reconocido, y más aún de ser considerado una prioridad dentro de las políticas de salud dirigidas a la atención y prevención de la epidemia. Muchos de los programas que tanto los gobiernos como las instituciones y organizaciones han desarrollado, no han sido orientados específicamente hacia las mujeres. El haber impulsado el concepto de grupos de riesgo, durante la primera década de la epidemia, entre otros problemas, ha traído como consecuencia que a las mujeres como tal no se les considere como un sector de la población en riesgo.

    Ante un panorama de crecientes necesidades y decrecientes recursos, el debate está entonces directamente relacionado con la capacidad que cada grupo logra adquirir, para hacerse consciente del problema, en primer lugar, y volverlo visible, en segundo, lo que necesariamente implica debates y negociaciones. Es así como actualmente se discute si las intervenciones deben seguir dirigiéndose mayoritariamente a aquellos grupos tradicional y poco felizmente considerados "de riesgo" - típicamente hombres con prácticas homosexuales y trabajadoras/es sexuales en las grandes ciudades -, o si debiese optarse por una estrategia más abarcadora, cuya "población blanco" serían los y las adolescentes, las "amas de casa" o la población rural, de forma general. Esta segunda estrategia obviamente plantea mayores desafíos, dada la dificultad para acceder a estos amplios y heterogéneos sectores, de manera efectiva.

    Lo cierto es que más allá de la polémica, no puede negarse que, aun cuando el VIH/SIDA siga prevaleciendo a nivel global en población masculina, urbana y con prácticas homosexuales o bisexuales, la tendencia internacional muestra claramente que esta epidemia cada vez afecta más fuertemente a la población femenina, en particular a la más pobre y carente de poder.

    La desigualdad de poder que tradicionalmente ha desfavorecido a las mujeres, junto con la dificultad de muchas de ellas para acceder al ingreso, la educación, la información o la atención adecuada de la salud, se combinan para formar un cuadro de escasa capacidad para hacer visible su situación y negociar derechos, tanto en la vida doméstica como en las arenas públicas. Es preciso reconocer que la mayoría de las mujeres de nuestra región se encuentra en esta situación, lo que las coloca en un lugar de gran vulnerabilidad frente a la posibilidad de contagio de ITS/SIDA, no sólo en prácticas, sino en general en una vida marcada por el riesgo.

    El llamado de atención sobre la particular vulnerabilidad de las mujeres es relativamente reciente. Se ha señalado que esta vulnerabilidad tiene múltiples caras: biológica, epidemiológica, social y cultural. Se ha comprobado que en la relación heterosexual la mujer es biológicamente más vulnerable por varios motivos: primero, la zona de exposición al virus durante la relación coital es de mayor superficie en la mujer, segundo, ésta por lo general asume la posición pasiva en la relación, y tercero, la carga viral es mayor en el semen que en los fluidos vaginales que se ponen en contacto al mantener relaciones sexuales. Epidemiológicamente, si bien la proporción de mujeres que se infectan sigue siendo menor que la de los hombres, ha aumentado a una velocidad preocupante en casi todo el mundo, siendo crítica en algunos países de Africa Sub-sahariana donde incluso está sobrepasando a la de los hombres. Socialmente, las mujeres del tercer mundo siguen teniendo menor acceso a la educación y al ingreso, lo que las vuelve más dependientes de los varones y con escasas posibilidades de acceder a información y servicios adecuados de salud. Culturalmente, la ideología tradicional de las relaciones de género dificulta una mejor posición de las mujeres para negociar prácticas de sexo más seguro con sus parejas. Esto sucede por ignorancia o aceptación de las múltiples parejas de sus compañeros –con frecuencia de ambos sexos -, y porque la moral de género no permite a la mujer hablar abiertamente de sexo, si no desea verse como sospechosa de "mala mujer".

    La ideología de género está presente incluso en los enfoques de prevención y atención mejor intencionados, al considerar a las mujeres como agente transmisor del virus - y pocas veces como víctima ella misma-, en sus dos acepciones más clásicas: como "madre", transmitiendo el virus a su bebé - cuyos derechos tienden a prevalecer por sobre los de su madre -, o como "prostituta", contagiando a otros hombres que eventualmente contagiarán a sus parejas. Existe poca conciencia sobre la vulnerabilidad y derecho a la salud de las mujeres en tanto tales y, desafortunadamente, con frecuencia también en las propias mujeres.

    Dentro de esta situación general; sin embargo, pueden identificarse grupos más vulnerables que otros: en primer lugar las mujeres de los sectores sociales desfavorecidos y dentro de ellos, el grupo de las niñas y adolescentes - tanto por la inmadurez de su aparato reproductor como por deficiencias en la educación sexual-, el de las mujeres cuya pareja está particularmente expuesta a incurrir en prácticas de riesgo - por ejemplo las mujeres de migrantes temporarios - y finalmente el de las mujeres que intercambian sexo por dinero o drogas, que si bien ya ha sido objeto de muchas intervenciones, sigue constituyendo un grupo vulnerable cada vez más numeroso. Muchas mujeres, de hecho, pertenecen a varias de estas categorías al mismo tiempo.

   Revertir esta situación, lo sabemos, es un reto de largo aliento. No es fácil cambiar relaciones de poder arraigadas desde tiempos inmemoriales ni acabar con desigualdades sociales que tienden a agudizarse, en particular en nuestra región. Reconocemos que la epidemia del VIH/SIDA no espera a que esta utopía sea una realidad, y que requiere de intervenciones efectivas y urgentes. Pero creemos que la tarea no debe aplazarse, no sólo por parte de las autoridades que tienen en sus manos la toma de decisiones alrededor de estos problemas, sino fundamentalmente por parte de quienes están más cerca de las personas afectadas y de los sectores más vulnerables. Se ha comprobado que las intervenciones más efectivas son aquellas basadas en la comunidad, es decir las que se dan entre iguales. Esta tarea implica un paso previo: el de dotar de poder a las propias mujeres. Afortunadamente cada vez son más quienes han tomado conciencia y dado pasos en esta dirección. Las organizaciones de mujeres que creativamente están diseñando acciones y estudios dirigidos al tema específico de la mujer y el VIH/SIDA, aumentan año con año en toda la región, incluido México.

Fuentes:
  • Ankrah EM. 1999. "Issues and Challenges in female-controlled prevention: an overview". Culture, Health & Sexuality, vol. 1 n° 1.
  • Bongaarts J. 1996. "Global Trends in AIDS Mortality". Population and Development Review. Vol. 22 n° 1.
  • Marzo. Hernández M, Vandale S, Liguori AL. (Eds.). 1995. "Enfoques de Investigación sobre el VIH-SIDA y la salud reproductiva de las mujeres". México, Instituto Nacional de Salud Pública, Perspectivas, Núm. 19.
  • Liguori AL. 1996. "El SIDA y la Salud Reproductiva". Mujer: Sexualidad y Salud Reproductiva en México. Langer A, Tolbert K (Eds.). EDAMEX: México. El Colegio de México, Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer. 1994.
  • "Mujer y SIDA", Jornadas 121, México. Rico B, Vandale S, Allen B, Liguori AL. (Eds.). 1997. "Situación de las Mujeres y el VIH-SIDA en América Latina". Instituto Nacional de Salud Pública, México.
  • Roth N, Hogan K. 1998. Gendered Epidemic. Representations of Women in the Age of AIDS. Routledge, New York and London.

martes, 21 de febrero de 2012

¿Qué es el VIH/SIDA? Hoja Informativa 1

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    VIH (virus de inmunodeficiencia humana) es el virus que produce la enfermedad del SIDA. Este virus pasa de una persona a otra a través del contacto de sangre con sangre (transfusiones sanguíneas, agujas infectadas con VIH y contacto sexual). Además, una mujer embarazada infectada puede contagiar a su bebé con el virus VIH durante el embarazo, el parto o la lactancia.

     El SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) se adquiere cuando la infección VIH debilita el sistema inmune del individuo de tal modo que le resulta difícil luchar contra ciertas enfermedades e infecciones. También se presentan infecciones "oportunistas" que aprovechan la oportunidad que les brinda el sistema inmune debilitado y producen enfermedad.

    La epidemia de VIH/sida en México es un problema de salud pública cuyos orígenes se remontan a 1983, cuando fueron diagnosticados los primeros casos en el país. Como en otros países de América Latina, el crecimiento del número de portadores y portadoras aumentó de manera sostenida y exponencial durante los primeros años. La intervención de la sociedad civil y el gobierno han logrado mantener la epidemia en niveles estables, aunque cada año se suman nuevos casos a la estadística.

    A continuación presentamos datos del Registro Nacional de Casos de SIDA al 15 de Noviembre del 2010 CENSIDA:

Grupos de edad
Hombres
Mujeres
Total

Casos
%
Casos
%
Casos
15 años
1,798
1.5
1,555
6.1
3,353
15- 29 años
34,363
29.0
8,487
33.0
42,850
30 -44 años
58,017
49.0
10,701
41.7
68,718
45 y mas años
23,361
19.7
4,792
18.7
28,153
Se desconoce
905
0.8
148
0.6
1,053
Total
118,444
100.0
25,683
100.0
144,127

    México fue uno de los primeros países en prohibir el comercio de la sangre a raíz del descubrimiento de los medios de transmisión del VIH. Precisamente esta actividad es señalada como uno de los hechos que contribuyó a la rápida difusión del virus en el país. En la medida que se descubrieron terapias antirretrovirales, los grupos de portadores y portadoras organizadas presionaron al gobierno para que facilitara el acceso a estos medicamentos. Como consecuencia, los medicamentos antirretrovirales se distribuyen de manera gratuita a través de las instituciones que componen el Sistema Nacional de Salud.

Fuentes de información:
  • http://es.wikipedia.org/wiki/VIH/sida
  • 25 años de SIDA en México Logros, Desaciertos y Retos. Villalobos Córdova y Colaboradores, primera edición 2008, Instituto Nacional de Salud Pública y CENSIDA.